¿Qué es peor?, ¿La ignorancia o la indiferencia?

Ni lo sé ni me importa

sábado, 22 de febrero de 2014

A la oposición la inmigración le produce una erección (modo poético)

Da igual quién gobierne, oiga, o quién esté en la oposición. El hecho es invariable: al Gobierno, a todos los gobiernos, el tema de la inmigración el hace daño,y a la oposición, a cualquier oposición es un tema que le encanta, porque permite hacer preguntas bonitas sin que haya ninguna respuesta buena. O sea, que te luces al preguntar, y jodes al Gobierno,que no puede responder.

¿Lo probamos? Es muy fácil. ¿Qué hacemos con las decenas de miles de inmigrantes que esperan tras la valla de Ceuta o Melilla para pasar a Europa?

-El gobierno no puede decir que lo va a impedir a toda costa, porque queda como un hijoputa que permite que se ahoguen y se maten las personas. No puede electrificar la valla. No puede mandar a la artillería hacer fuego contra ellos. No puede siquiera ordenara que los expulsen por la fuerza y a palos, porque eso hace una imágenes feísimas para los telediarios de la hora de comer. No puedes poner cuchillas en las vallas, ni siquiera alambre de espino, porque después eso causa heridas a los que saltan y salen unas fotos horribles llenas de sangre. No puedes hacer nada en realidad si quieres quedar un poco bien, y no como un carnicero sin piedad.

-Así que nos planteamos la otra respuesta: los dejamos entrar a todos. Y acto seguido la gente monta en cólera, porque no sabemos qué hacer con treinta o cuarenta mil personas que acaban de entrar, y menos con el millón que vendrá de inmediato atraído por ese reclamo. La gente se cabrea y se pregunta parta qué puñetas quiere un Gobierno y para qué quiere unas leyes, si todo el mundo hace al final lo que le sale  de las narices. Vienen otros y responden que el mundo es de todos, pero resulta que el mundo no es lo que quiere esa gente, sino la sanidad, las infraestructuras, la educación, la vivienda y los puestos de trabajo. Y ahí nos encontramos con que eso no es tan ilimitado, ni es tan de todos, porque hay una gente que lo ha pagado y otra gente que no, y se arma el lío. Y le piden al Gobierno que no deje entrara a más gente, o vota a un partido que ponga en su programa, como punto primero, una expulsión masiva . O sea que esta respuesta de voy a dejarlo entra a todos tampoco es buena.

-Y queda la tercera respuesta, que es decir que voy a dejar entrar a un cupo, de pongamos diez o doce mil. Pero esa respuesta te arregla el problema veinte minutos, porque una vez se ha cubierto el cupo, ?qué se hace con el resto? Volvemos a tener la pregunta: gente en la verja y necesidad de responder.

Por eso, con estas preguntas, la oposición, toda oposición, se frita siempre las manos. Porque no hay respuesta buena, porque no hay manera de responder sin quedar como un criminal, como un inútil, o como un mierda.
Es cuestión de elegir papel en el maldito teatro...


lunes, 10 de febrero de 2014

Lo poco que nos gusta que nos mande el vecino

A veces creo que si pudiésemos resucitar a Franco, lo resucitaríamos, aunque fuese con fines científicos y bajo el pretexto de diseccionarlo. El pretexto sería lo de menos, pero estoy seguro de que alguien pondría en marcha el proyecto, alguien lo financiaría y alguien acabaría desviando fondos, vísceras, y hasta legislación del franquismo hacia los nuevos tiempos.

¿Y por qué digo eso? Porque acabo de leer que la confianza de los españoles en la justicia es de más del triple que en los políticos.

En principio suena normal. Lo lees y te quedas tan ancho. Los jueces parecen gente más o menos seria, mientras los políticos han demostrado ser una banda de crápulas a medio camino entre Gargamel y Toni Soprano, lo bastante necios para dejar constancia de sus tropelías en correos electrónicos y lo bastante obscenos como para cobrar catorce sueldos y decir que se los merecen.

Sin embargo, al arrimar la nariz a ese hecho de la triple confianza en los jueces que en los políticos, no se puede evitar una conclusión lógica: los españoles preferimos a la gente que no elegimos por encima de la que sí que elegimos.

Joder, qué duro...

Por que, a ver... ¿quién es un juez?

Los que yo conozco son tipos (y tipas) que estudiaron conmigo en la Universidad, sacaron un expediente bueno o del montón, y se encerraron luego media juventud parea sacar unas oposiciones guays. ¿Y de veras creéis que eso los hace imparciales? Venga, hombre, que pasaron un examen de derecho, no de ética, joer...

¿De veras creéis que una persona que se pasó la juventud metida en casa, o en una biblioteca, mientras los demás salíamos de fiesta, va a tener humor para ser ecuánime y bondadoso? No sé vosotros, pero de la gente que yo conozco, los que desperdiciaron su juventud, son siempre los más cabrones...

Lo que pasa es que preferimos a los jueces porque cuando sale uno malo no nos podemos echar la culpa a nosotros mismos. Lo que pasa es que, al final, lo que nos jode no es estar gobernados por los que elegimos nosotros, sino estar gobernados pro los que eligen los vecino.

Por eso preferimos que nos manden los que no ha elegido nadie. Para que le vecino no nos mande, ni siquiera de rebote. Y si resulta que a eso, qué mala suerte, es a lo que se llama democracia, pues que se joda también la democracia.

¿O no?