¿Qué es peor?, ¿La ignorancia o la indiferencia?

Ni lo sé ni me importa

martes, 23 de febrero de 2016

Sindicalistas contra rojos: palomitas a gogó.

Ese dulce no hay quien lo cate..
La huelga del transporte de Barcelona durante uno de los eventos más importantes para la ciudad es lo más divertido que he visto desde la rendición de Breda.

Porque no se trata sólo de la ciudad de Barcelona, ¿sabéis? Se trata del escaparate mundial del proceso independentista catalán justo en las fechas en que muchos cientos de personas muy influyentes y de muchos países ponen los pies en la ciudad. 

Y va y la cagan los señoritos del mundo proletario, que ganan más que un profesor universitario, reclamando  iincrementos salariales.

Y se les unen, como no, los autobuseros, otra especie  de privilegiados con una relación sueldo cualificación absolutamente ridícula a su favor.

¿Y qué hace el pobre rojo de cabecera? Defender la solidaridad obrera son unos burgueses por cuenta ajena o defender a Ada Colau y su escaparate del gobierno progre? Pues en general, el rojete de toda la vida, grita, llora, se escinde, se exfolia, sigue llorando...

Porque la huelga es sagrada y hay que defenderla. Pero el bien común , el bien social también es sagrado y hay que defenderlo...

Y si encima son nacionalistas, y tienen que defender también la imagen exterior de la patria y la posibilidad de internacionalziar el conflicto, entonces ya lloran sangre...

Palomitaaaaaaaaaaaaaaaaaas.

viernes, 5 de febrero de 2016

El musulmán bueno y el fascista bueno

Me da igual si es racismo, xenofobia o tosferina. Ya me tenéis harto. El musulmán bueno es como el fascista bueno.  No se trata de razas o de colores, sino de ideas, de cosas que la gente trae en la cabeza, y no en los genes o en el pasaporte.

Yo no sé cual es para vosotros el fascista bueno. Yo no sé si pensáis que entre los neonazis los hay que son amables y simpáticos, peor con ideas equivocadas o a lo mejor un poco violentas. Y resulta que al islam le pasa otro tanto: son sus ideas, su cultura y sus escritos los que predican la discriminación de la mujer, el odio al diferente y la violencia. no son nuestros prejuicios, son los suyos, y por escrito, con póliza de cinco duros y media arroba de incienso pro encima, o lo que por allí se estile para alabar sus papeles sagrados.

No es su procedencia. No es su color. El fascista salvadoreño de un escuadrón de la muerte nos jode igual que el rubio ucraniano o el neonazi de Hamburgo. El musulmán que deja a su mujer tras pasos atrás es igual de intolerable cuando viene de Egipto que recién convertido en una mezquita de Gales y listo para irse a Siria a degollar al primero que pille.

Hay que decirlo más: no son razas ni países. Son ideas. Las ideas no le vienen a uno dadas. las admite o las discute. Y al que admite ideas como esas no se le puede tolerar entre los demás.

Todos sabemos cual es el fascista bueno.

A ver si aprendemos también cual es el musulmán bueno.

No es tan difícil, joder.