¿Qué es peor?, ¿La ignorancia o la indiferencia?

Ni lo sé ni me importa

martes, 24 de septiembre de 2019

No es ecologismo. Es feminismo disfrazado

A mi no me jorobéis: de un tiempo a esta parte parece que las actividades masculinas son más contaminantes, y empiezo a pensar que se demonizan no por contaminantes sino por masculinas.

 Fijaos por ejemplo en las emisiones de CO2.

¿No es sospechoso que contaminen tanto los coches, pero tan poco las calefacciones? La respuesta está clara: son preferentemente hombres los aficionados al automovilismo y preferentemente mujeres las que se quejan de que hace demasiado frío y hay que subir un poquito el termostato. Y los viajes en avión ni tocarlos, claro, que las tías también hacen turismo y ellas no manchan.

¿Y no os habéis fijado que las lavadoras ya no gastan agua? ¿Y no os habéis dado cuenta de que las toallitas húmedas, que emplean sobre todo las mujeres, ya no forman bolas salvajes en los desagües ni van a parar al océanos por los siglos de los siglos?

Lo mismo pasa con la carne. Los hombres prefieren el chuletón y las mujeres la ensaladita. Pues leñazo al canto. Hay que hacerse vegano por el bien del planeta. Hay que comer como una chavala o nos estamos puliendo el medio ambiente.

De hecho, hay que comportarse siempre como como una chavala, sino como una buena chica de las de antes: no hacer ruido, no decir palabrotas y sonreír cuando te hablan, proque lo contrario será violento, acoso o vete a saber lo que inventan.

Cualquier día vamos a leer que el fútbol contamina. Ya lo veréis.