¿Qué es peor?, ¿La ignorancia o la indiferencia?

Ni lo sé ni me importa

viernes, 31 de marzo de 2017

Chistes de terroristas, negros, judíos y maricones

A ver, en serio: ¿Permitimos todos los chistes? Yo soy de esa opinión, pero no estoy seguro de que la mayoría de los que lo piden sean partidarios de tata libertad.

Tengo la impresión, y en este país de mierda es lo más común, que todo el mundo quiere que se proteja a los suyos pero se pueda atacar a los contrarios. Como siempre, como toda la vida.

¿Hacemos chistes de Carrero Blanco y cómo voló por los aires? Vale. Y también del maricón pierdepluma. Y del niño sin piernas, o del niño deficiente. Y del tartaja. Y de la gorda. Y del judío al que se le llama usurero por millonésima vez, y del negro al que se dibuja con labios Pirelli y cara de gilipollas, y del gitano ladrón, y del panchito al que el gitano llama Payo Pony, para más descojono.


Yo sí, yo apoyo eso: que sea el buen gusto (o malo) del público el que rechace al ilustrador o al humorista que no tenga gracia. Que se pueda ridiculizar al político, al dictador, a la mujer maltratada, al que voló por los aires y al que puso el culo o al que ardió en un horno crematorio.

Todos, venga. Pero todos y sin límites.

A la mierda ya el delito de enaltecimiento. A la mierda el delito de apología. A la mierda el delito de inducción al odio racial, o de género o de la madre que lo parió.

¿Nos atrevemos, o eso no?

Si la respuesta es que tampoco hay que pasarse, dejémonos de choradas y reconozcamos que la libertad nos importa un huevo: lo que nos importa es que no se ejerza contra nosotros. O que su cañón no apunte a donde no deba.


La libertad, entre nosotros, también es un arma, y lo que de veras nos importa es quién la empuña y a quién encañona.

Ya vale de hipocresías.

No hay comentarios: