¿Qué es peor?, ¿La ignorancia o la indiferencia?

Ni lo sé ni me importa

viernes, 26 de septiembre de 2014

¿Quién salta sobre quién?

El otro día decía yo por ahí que es una pena que la gente se siga rompiendo los cuernos en vallas como la de Melilla, pero que algo hay que hacer para contener la avalancha migratoria. Entonces, alguien muy guay y muy sentimental, me dijo que lo primero había que hacer era quitar esas vallas con cuchillas y alambres porque dañan a las personas.

De ahí la conversación derivó hacia la negativa de algunos, que no nos parecía cabal dejar las puertas abiertas de par en par, y los lamentos humanitarios de quienes nos llamaban criminales o cómplices de las muertes y lesiones que se producían en esas vallas.

Y el caso es que estoy hasta los huevos de soportar chorradas, acusaciones de complicidad y lagrimeos diversos, estilo Marco, Heidi y la Casa de la Pradera. Que estoy mayor para bobadas, vaya.

Para que yo me sintiera culpable de las heridas que causan esas vallas tendrían que ser las vallas las que saltasen sobre la gente. Y resulta que no, que las vallas se están allí muy quietecitas y es la gente la que, por su cuenta y riesgo, salta sobre ellas.

Por supuesto que me gustaría que las cosas fueran de otro modo y que la gente no tuviese que marcharse de sus países. Y me gustaría también para mis convecinos, sobre todo los más jóvenes, que también se tienen que marchar. Pero como resulta que no está en nuestra mano arreglar el mundo entero, y a la vista está que ni siquiera arreglamos nuestro país, algo hay que hacer para no ser el asilo de menesterosos del Planeta.

En ese sentido soy partidario, como el que más, de buscar soluciones constructivas, contratos en origen, cuotas migratorias, asilo a perseguidos o lo que sea, pero ceder al chantaje emocional de cuatro majaderos que pretenden jugar con mi sentido de la culpa, no lo voy a consentir. Ya estoy harto de que  tomen por imbécil. Ya son demasiados los que se empeñan en ello.



viernes, 8 de agosto de 2014

Una preguntilla a los de Podemos

Señor Iglesias, señor Monedero...

Me consta que ustedes son, ambos, profesores universitarios.

¿Podrían decirnos, por favor, cuántos más se presentaron a la oposición en la ustedes sacaron la plaza?

Porque a lo mejor lo de eliminar los privilegios y golpear a la casta es sólo para los demás. A lo mejor lo dicen desde un puesto y un sueldo obtenidos dentro, y con el sistema, que les brinda una maravillosa seguridad para poder ciscarse en la corrupción, la de los otros, una vez que los mecanismos ya fueron suficientemente aprovechados cuando tocó.

Por cada plaza de cartero, se presentan 30 candidatos. Por cada plaza de juez, alrededor de 14. Por cada plaza de notario, 21. Pero claro, quizás a profesor universitario no se presentase nadie, porque es un puesto que nadie quiere y para el que no hay nadie preparado. O quizás porque es un sector depende la podredumbre alcanza tales niveles que el traje blindado necesario para meterse en semejante muladar no está al alcance de cualquiera.

Los políticos a dedo están mal. Los enchufados son una lacra. La casta nos exprime, vale. Todo muy bien. ¿Pero qué pasa con la Univcersidad? ¿De eso no hablamos por no tocar a los nuestros?

Venga, un poco de coraje...

¿Cuántos más concurrían a sus plazas cuando las sacaron? Sin respuestas vagas. Una cifra.

Venga, echadle huevos. ¡No se diga!

miércoles, 30 de julio de 2014

La experiencia es sólo un multiplicador, no una garantía

Cansado ya de escuchar que la experiencia es un grado, planteo la gran pregunta: ¿un grado en qué?

Es cierto que con el paso de los años la gente va atenuando sus impulso y que se vuelve menos impulsiva, pero eso significa también que se vuelve menos activa y más adicta a las cosas que le funcionaron, aunque fuesen enormes gilipolleces o aunque fuesen productos de su tiempo, caducados ya.

Al final, resulta que la experiencia es un multiplicador, y al que era sensato lo vuelve más sensato, pero al que era un gilipollas, lo vuelve un enorme y descomunal gilipollas, convencido de que sus soluciones obsoletas van a ser la solución en cualquier tiempo y lugar. Y además lo hace con ínfulas, diciendo cosas como "deja al que sabe" o "cuando tengas mis años...". Y no. Dejo al que sabe, cuando sabe, pero cumplir años no añade conocimientos técnicos ni buen juicio. Pensar tal cosa es pensar como los espiritistas, que preguntan a los muertos cosas que esos mismos tipos nunca hubiesen sabido de vivos.

¿A qué ha dedicado usted todos estos años que tiene? A poner ladrillos., Pues bien: de poner ladrillos tiene que saber unas cuantas cosas, peor no venga a hablarme de economía. ¿Se ha preocupado de tener un pensamiento crítico y propio? No. Pues entonces sus muchos años son una simple acumulación de resíduos tóxicos, como los metales pesados que se acumulan en los peces grande y es usted más tóxico por ser más viejo.

Debemos respetar a los viejos por supervivientes, peor no por inteligentes., Creer que la supervivencia procede necesariamente de la sensatez, del buen juicio y de la inteligencia, significa no haber entendido nada de la teoría del caos, que al fin y al cabo es la que verdaderamente rige el mundo.

jueves, 17 de julio de 2014

Cataluña y la negociación. Difícil el qué, más difícil con quién

Los que nos empeñamos en tomarnos este tema con cordura nos acabamos llevando al final todas las leches, pero como no espabilo, voy a insistir, a ver si a alguien se le pega un poco de sensatez y dejamos de escuchar por ahí soflamas de uno y otro signo.

Por más que a muchos les guste olvidarlo, por aquello de quedar bien si hacer realmente nada, el verbo negociar es transitivo. Hay que negociar algo.

La hipotética negociación ha nacido viciada desde un principio, pues el planteamiento no es flexible. Y me explico: cuando alguien te pide cinco, le ofreces tres, y al final se acaba llegando a un acuerdo en tres y medio, cuatro o cuatro y medio. Todo en orden. Es lo que se ha hecho desde tiempos de Altamira.

Pero resulta que lo que se pide no es negociable, en el sentido de que no es graduable. El referéndum famoso es SI o NO, y faltan puntos intermedios. ¿Se convoca media consulta?, ¿dos tercios? ¿cinco séptimos?

Así las cosas, entre los que dicen que la negociación pasa porque hay consulta (por sus cojones) y los que dicen que no hay consulta (por sus cojones), no hay modo de encontrar un camino de negociación. ¿Qué demonios se puede negociar en esos términos, sin que sea un trágala para una de las partes? ¿Qué solución consensuada puede existir partiendo de esas premisas?

Ahora hablemos de incentivos. ¿Qué incentivos puede tener el nacionalismo catalán para negociar nada, sabiendo que cualquier cesión los colocará ante los suyos con la cabeza en la guillotina? ¿Y qué incentivos puede tener el PP, o un tipo como Rajoy, para ceder nada a los catalanes, sabiendo que eso destruirá el partido y a su gobierno para décadas?

Si se piensa fríamente, el independentismo catalán es lo que único que puede salvarle el trasero a Rajoy en la actual situación, y por eso es posible que sienta la tentación de reservar esa carta para el final. Si a finales de este año, o a primeros de 2015, tres meses antes de las elecciones, Rajoy le mete un palo olímpico a Cataluña, en buena parte de España le van a aplaudir con las orejas. No entro en si eso nos gusta o no, pero nadie duda que es así.. Y esa es la carta que se guarda para última hora, antes de estrellarse.

Y ahora, para colmo, nos queda el con quién.

¿Realmente alguien cree que Rajoy puede llegar a algún tipo de acuerdo con Artur Mas, un tipo que huele a cadáver político y que será sustituido dentro de nada por un representante de ERC? ¿Qué probabilidad hay de que ERC respete a postertiori cualquier acuerdo tibio que se haya pactado con Artur Mas?

¿Y si lo miramos del lado contrario? ¿Cómo pueden pactar nada en absoluto los catalanistas con un tipo como Rajoy, al que le queda un año y pico y que lo tendrá crudo como un chuletón de toro para repetir mandato en las condiciones actuales?

Siendo lógicos, el problema es feo: sabemos qué es lo que se puede negociar, ni sabemos con quién. Así las cosas, ¿qué tiene de extraño que hasta los más moderados se enroquen?

miércoles, 16 de julio de 2014

La absurda distinción de personas y territorios

Unas veces por puñetera envidia y otras por sentido de la justicia (sin que sea posible diferenciar claramente a los que siguen una razón o la otra) el caso es que casi nadie se opone a la idea de que pague más impuestos quién más tiene, y no sólo de manera proporcional, sino de modo progresivo. La idea tuvo tanto éxito que hasta arraigó en la constitución.

Si ganas 10, pagas el 10% que es uno. Si ganas 100, no sólo pagas el 10% que sería diez (diez veces más) sino que pagas el 30%, que es treinta, o sea treinta veces más. Hay quien sigue discutiendo este sistema, por considerarlo abusivo, peor en general se ha establecido en todos los paises desarrollados y la discusión política gira a menudo en torno al alcance de esta progresividad y hasta se han postulado un montón de razonamientos para justificar el procedimiento.

Vale. Genial. 

¿Pero qué pasa cuando ya no hablamos de personas, sino de territorios? Que todos los aprtidarios de este sistema cambian de pronto de opinión. Cuando hablamos de territorios, los territorios más ricos nbo quieren poner un duro para el desarrollo de los menos favorecidos. Cuando se habla de solidaridad interterritorial se llega a hablar de expolio, de atraco, de que España nos roba, de que los andaluces nos roban, de que si fuésemos independientes no tendríamos que pagar esto o aquello, que es más de lo que recibimos.

Pero bueno, carajo, ¿dónde están ahora todos los razonamientos por los que tiene que pagar más el que más gana?  ¿Qué ha pasado con todas esas ideas y esos argumentos económicos que dicen que el beneficio procede un mayor uso de los recursos comunes, o del mercado, o de la seguridad jurídica?

Si los territorios tienen que quedarse cada cual con lo suyo y lo contrario es expolio y causa de secesión, ¿por qué no las personas? ¿o es que enferman más los ricos? ¿o es que los ricos tienen que llevar más hijos a la escuelas? No. Tiene que pagar más porque ese es nuestro sistema fiscal de repato de cargas, y en eso estamos.

Lo que me parece a mí es que por aquí hay mucho jeta suelto que entiende las cosas cuando quiere. Y si en el IRPF le toca pagar más al vecino lo aplaude, pero si le toca pagar a él, al pueblo en el que vive o a la comunidad a la que pertenece, entonces le jode. 

Y es sólo eso, aunque lo pintemos de malva.

sábado, 22 de febrero de 2014

A la oposición la inmigración le produce una erección (modo poético)

Da igual quién gobierne, oiga, o quién esté en la oposición. El hecho es invariable: al Gobierno, a todos los gobiernos, el tema de la inmigración el hace daño,y a la oposición, a cualquier oposición es un tema que le encanta, porque permite hacer preguntas bonitas sin que haya ninguna respuesta buena. O sea, que te luces al preguntar, y jodes al Gobierno,que no puede responder.

¿Lo probamos? Es muy fácil. ¿Qué hacemos con las decenas de miles de inmigrantes que esperan tras la valla de Ceuta o Melilla para pasar a Europa?

-El gobierno no puede decir que lo va a impedir a toda costa, porque queda como un hijoputa que permite que se ahoguen y se maten las personas. No puede electrificar la valla. No puede mandar a la artillería hacer fuego contra ellos. No puede siquiera ordenara que los expulsen por la fuerza y a palos, porque eso hace una imágenes feísimas para los telediarios de la hora de comer. No puedes poner cuchillas en las vallas, ni siquiera alambre de espino, porque después eso causa heridas a los que saltan y salen unas fotos horribles llenas de sangre. No puedes hacer nada en realidad si quieres quedar un poco bien, y no como un carnicero sin piedad.

-Así que nos planteamos la otra respuesta: los dejamos entrar a todos. Y acto seguido la gente monta en cólera, porque no sabemos qué hacer con treinta o cuarenta mil personas que acaban de entrar, y menos con el millón que vendrá de inmediato atraído por ese reclamo. La gente se cabrea y se pregunta parta qué puñetas quiere un Gobierno y para qué quiere unas leyes, si todo el mundo hace al final lo que le sale  de las narices. Vienen otros y responden que el mundo es de todos, pero resulta que el mundo no es lo que quiere esa gente, sino la sanidad, las infraestructuras, la educación, la vivienda y los puestos de trabajo. Y ahí nos encontramos con que eso no es tan ilimitado, ni es tan de todos, porque hay una gente que lo ha pagado y otra gente que no, y se arma el lío. Y le piden al Gobierno que no deje entrara a más gente, o vota a un partido que ponga en su programa, como punto primero, una expulsión masiva . O sea que esta respuesta de voy a dejarlo entra a todos tampoco es buena.

-Y queda la tercera respuesta, que es decir que voy a dejar entrar a un cupo, de pongamos diez o doce mil. Pero esa respuesta te arregla el problema veinte minutos, porque una vez se ha cubierto el cupo, ?qué se hace con el resto? Volvemos a tener la pregunta: gente en la verja y necesidad de responder.

Por eso, con estas preguntas, la oposición, toda oposición, se frita siempre las manos. Porque no hay respuesta buena, porque no hay manera de responder sin quedar como un criminal, como un inútil, o como un mierda.
Es cuestión de elegir papel en el maldito teatro...


lunes, 10 de febrero de 2014

Lo poco que nos gusta que nos mande el vecino

A veces creo que si pudiésemos resucitar a Franco, lo resucitaríamos, aunque fuese con fines científicos y bajo el pretexto de diseccionarlo. El pretexto sería lo de menos, pero estoy seguro de que alguien pondría en marcha el proyecto, alguien lo financiaría y alguien acabaría desviando fondos, vísceras, y hasta legislación del franquismo hacia los nuevos tiempos.

¿Y por qué digo eso? Porque acabo de leer que la confianza de los españoles en la justicia es de más del triple que en los políticos.

En principio suena normal. Lo lees y te quedas tan ancho. Los jueces parecen gente más o menos seria, mientras los políticos han demostrado ser una banda de crápulas a medio camino entre Gargamel y Toni Soprano, lo bastante necios para dejar constancia de sus tropelías en correos electrónicos y lo bastante obscenos como para cobrar catorce sueldos y decir que se los merecen.

Sin embargo, al arrimar la nariz a ese hecho de la triple confianza en los jueces que en los políticos, no se puede evitar una conclusión lógica: los españoles preferimos a la gente que no elegimos por encima de la que sí que elegimos.

Joder, qué duro...

Por que, a ver... ¿quién es un juez?

Los que yo conozco son tipos (y tipas) que estudiaron conmigo en la Universidad, sacaron un expediente bueno o del montón, y se encerraron luego media juventud parea sacar unas oposiciones guays. ¿Y de veras creéis que eso los hace imparciales? Venga, hombre, que pasaron un examen de derecho, no de ética, joer...

¿De veras creéis que una persona que se pasó la juventud metida en casa, o en una biblioteca, mientras los demás salíamos de fiesta, va a tener humor para ser ecuánime y bondadoso? No sé vosotros, pero de la gente que yo conozco, los que desperdiciaron su juventud, son siempre los más cabrones...

Lo que pasa es que preferimos a los jueces porque cuando sale uno malo no nos podemos echar la culpa a nosotros mismos. Lo que pasa es que, al final, lo que nos jode no es estar gobernados por los que elegimos nosotros, sino estar gobernados pro los que eligen los vecino.

Por eso preferimos que nos manden los que no ha elegido nadie. Para que le vecino no nos mande, ni siquiera de rebote. Y si resulta que a eso, qué mala suerte, es a lo que se llama democracia, pues que se joda también la democracia.

¿O no?


martes, 21 de enero de 2014

Los fines ocultos de la educación

Tranquilos, que no voy de conspiraciones, sino de simple análisis. Y eso cosa de la ginebra: se me pasa enseguida:

Cuando acabó la cosa agraria, y el terruño se sustituyó por las fabricas, esos monstruos inmortales donde las sirenas llamaban a los hombres a su perdición (qué sabio era Homero, cojones), se vio que era necesario preparar a los niños para la vida de fábrica. 

Y ahí se jodió todo, porque los dueños se dieron cuenta enseguida de que era casi imposible transformar a las personas de más de quince años  en buenos obreros de fábrica. Y así, para conseguirlo, se inventó la educación general.

Construida sobre el modelo de la fábrica, la educación general enseñaba los fundamentos de la lectura, la escritura y la aritmética, un poco de Historia y otras materias que se consideraban bonitas, convenientes o edificantes. Esto era lo que estaba a la luz, pero debajo de esto había otra capa,. que era la que de veras interesaba:  Se componía en aquel entonces (y manda cojones qué poco ha cambiado)  de tres enseñanzas fundamentales: una, de puntualidad; otra, de obediencia y otra de trabajo mecánico y repetitivo. El trabajo de la fábrica exigía obreros que llegasen a la hora, especialmente en las cadenas de producción. Exigía trabajadores que aceptasen sin discusión órdenes superiores. Y exigía hombres y mujeres preparados para trabajar en máquinas o en oficinas, realizando operaciones brutalmente repetitivas.

Así, pues, a partir de mediados del siglo XIX, asistimos a una incesante progresión educacional: los niños empezaban a asistir a la escuela cada vez a menor edad, el curso esco­lar se iba haciendo cada vez más largo  y el número de años de educación obligatoria creció irresistiblemente.

Que sí, que es bueno. Pero no era esa la idea que lo creó.

No era esa...